Como muchos sabéis hasta el año 2009 no me instalé a vivir en Madrid, eso significa que buena parte de las primeras tomas de contacto que tuve con esta ciudad hasta esa fecha fue a través del cine o de programas de televisión y alguna que otra visita fugaz. Por ejemplo, en el primer caso me marcó mucho la película El Día de la Bestia, fue la primera vez que sentí el colapso que sufre la ciudad por las fechas navideñas y mi primer encontronazo con el neón de Schweppes. En cuanto al segundo campo, siempre fui muy fan del programa Callejeros por lo que conservo en mi mente varios fragmentos grabados a fuego en los que la ciudad de Madrid actuaba de telón de fondo.
Fue precisamente en un especial en el que hablaban de viviendas exclusivas y originales de la capital en el que me marcó una casa de una mujer que disfrutaban de una terraza única y bella, con un torreón, mucha vegetación y recuerdo que tenía hasta un ascensor privado para subir a ella. Nunca más supe de esta construcción hasta que, al poco de llegar a la capital, en mis primeros paseos por las retaguardias de la Gran Vía volví a dar con ella. Ahora, mucho tiempo después, es el momento de ponerle nombre, la Casa Dos Portugueses.


Se trata éste de uno de esos bellos edificios, tan señoriales como escondidos, con los que muchas veces nos sorprende Madrid en vías estrechas, no tan principales. Me fascina cuando vas caminando por una calle no tan relevante de la capital, te detienes, alzas la mirada y ves una hermosa construcción, como sucede con este inmueble de la calle del Barco. Son muchos los ejemplos así que hay por la ciudad y éste es uno de ellos. Para que os podáis ubicar, nos encontramos en la calle Virgen de los Peligros, en el bloque que da por un lado a la calle Jardines y por otro, da la vuelta a Caballero de Gracia. Es tan grande el bloque que, en realidad, esta Casa Dos Portugueses está formada por dos edificios independientes entre sí pero que se fusionan, pareciendo uno sólo. Se empezó a construir en el año 1919, por orden de un tal D. Eduardo Garrido Ocampo y el arquitecto fue Luis Bellido González quien, en tres año, concluyó uno de los edificios con más gusto de la capital.
De esta enorme Casa Dos Portugueses destaca principalmente el remate que nace en la intersección con la calle del Caballero de Gracia, a escasos metros de Gran Vía. Un enorme torreón cubierto de cerámica y sobre el que se derrama una atrevida vegetación. Un halo de fortaleza palaciega que nos roba un suspiro cada vez que puede. No hay ocasión que no pase por ahí y que no piense lo muchísimo que me gustaría vivir en ese edificio, uno de mis favoritos, tanto por ubicación como por belleza de todo Madrid.


Este edificio es una muestra más de lo conveniente que resulta, de vez en cuando, alzar la vista mientras paseamos. En el sitio menos esperado, Madrid puede sorprendernos con un secreto como éste. Por cierto, por más que he buscado no he encontrado una explicación al porqué del nombre del edificio, ojalá alguien pueda aportar algo de luz a este secreto.


5 comentarios
Precioso edificio, esto es lo que he encontrado buscando por internet en una revista del Ayuntamiento de Villa de Madrid: revista del Excmo. Ayuntamiento (Año XXI. Núm. 75)
El edificio dedicado según especifica la memoria, a comercio e
industria sólo se proyecta como vivienda
del propietario la planta cuatro. En
realidad son dos construcciones diferentes pero concebidas unitariamente como
si de uno sólo se tratase.
Parece ser que era una sede comercial de una empresa llamada Dos portugueses, pero no encuentro a qué se dedicaban exactamente.
Un saludo.
EN QUE QUEDAMOS, ESTÁ EN la calle del Barco. o nos encontramos en la calle Virgen de los Peligros, en el bloque que da por un lado a la calle Jardines y por otro, da la vuelta a Caballero de Gracia. ?
El edificio de la calle Barco es otro, al que enlaza el link.
Se llama así porque era el punto de encuentro de portugueses en Madrid.
El edificio fue proyectado por Luis Bellido —arquitecto municipal del Ayuntamiento de Madrid—, de manera privada, no como arquitecto público. Para su hermano que quería dedicarla a edificios de alquiler.