Es una calle con truco, con trampa… una vía sinuosa cuyo nombre nos puede inducir al error, a imaginar teorías que nunca sucedieron. Acurrucada en el Madrid de los Austrias, la semana pasada saltaba a la palestra por un pequeño incendio ocurrido en una de las huertas que la habitan, hablo de la Calle del Espejo.
Caminar por esta zigzagueante calle fue una de las primeras cosas que me contagió y transmitió esta pasión por Madrid. Recuerdo recorrerla fascinado, con la sensación de estar descubriendo una ciudad que hasta entonces había permanecido oculta ante mis ojos. Desde la Plaza de Isabel II, con vistas al Teatro Real hasta llegar a la Calle de Santiago, un paseo relajado, de muy pocos decibelios y con la extraña sensación siempre de estar rodeado de mucha historia.
Durante su quebrado trazado acostumbraba realizaba una pequeña parada en uno de los primeros rincones repletos de postal que descubrí por Madrid. A las puertas de un portal, una inesperada y coqueta fuente de piedra. Siempre me ha dado la sensación de que está totalmente fuera de contexto, de venir de otra época. Sin embargo, el sonido continuo del agua brotando desde lo más alto, en armonía con el silencio que se apodera de la escena tiene un efecto relajador y balsámico en el caminante.
Como he dicho al inicio del artículo la Calle del Espejo guarda un pequeño enredo, una mala traducción lingüística que dura hasta nuestros días. Lo más seguro que al mencionar su nombre muchos hayan pensado, yo el primero, que su origen guarda relación con alguna tienda de espejos o algo parecido. Nada más lejos de la realidad. Resulta que en este lugar se alzaba una de las atalayas que los árabes colocaban, repartidas por la ciudad, para vigilar los posibles avances de las tropas enemigas. Un tipo de torre que en latín se llamaba ‘especula’, término que también significa “espejo”. De ahí viene el error. Con la conquista cristiana de la ciudad la calle pasó a ser referida entonces como Calle del Espejo pero en verdad, quería hacer referencia al ahora desaparecido torreón.
Pero la relación de esta ondulante travesía con el pasado de Madrid no termina aquí. El hecho de estar en el corazón del Magerit medieval hace que sea uno de las mejores ubicaciones para seguir la pista a la muralla cristiana que defendió el núcleo urbano en el Siglo XII bajo el reinado de Alfonso VII. En los números 10 y 14 de la calle se pueden encontrar retazos de este muro defensivo, especialmente en el segundo, en el que se puede apreciar un fragmento de hasta 2,5 metros de altura.
Como veis, atravesar la Calle del Espejo es caminar de la mano de la historia de Madrid. Un sitio con mucho más poso del que a primera vista puede parecer. Hubo una época en que sus portales daban refugio a poetas y sobre todo a músicos. Aquí también fue vecino Santiago Bernabéu. Ahora vive tranquila, en pleno Siglo XXI en la era de internet y los smartphones, acostumbrándose como puede a los nuevos tiempos. Calmada, a su ritmo, recibe cada nuevo amanecer de buen humor, menos cuando algún pequeño incendio la sobresalta y la despierta de su ligero sueño.
Imagen de la entrada sacada de www.rayosycentellas.net y de carlos viñas
7 comentarios
La magia de la calle y explicación se rompe con lo de Santiago Bernabeu. Si se hubiera suprimido del comentario, mucho mejor. Porque supongo,en el pasado en dicha calle, habría vecinos realmente importantes en otros campos que no sean el manido e insoportable fútbol, gran causa de muchos males de la ignorancia de este país.
Parece que del fútbol y sus largos y negros tentáculos, no se salva nadie.
Bonita historia, aunque también lleva a confusión el dibujo de un espejo que hay en el propio cartel del nombre de la calle
Me ha encantado encontrar este blog sobre mi querido Madrid del que me fui hace muchísimos años y al que vuelvo cada vez con más alegría a visitar. La calle del espejo no me la pierdo cuando vaya en otoño; me gustará ver esa parte de muralla y la fuente de piedra que, aunque dices que está fuera de contexto, yo no lo croe, Siempre se agradece el murmullo del agua cuando paseas por una cuidad.
Os invito a conocer mi blog de cuentos infantiles http://www.laabuelaatomica.blogspot.com
Pues a mí me ha gustado saber que aquí vivió Bernabeu, fíjate qué cosas. A lo mejor la «causa de muchos males de la ignorancia de este país» la tienen los propios españoles.
Las calles de Madrid son muchas y maravillosas, pero ninguna como esta, mi calle.
En el numero 9, justo ese portal que esta frente a la fuente, en el tercer piso fui bautizado en el invierno del 76 en una bañera de plastico sobre la mesa del comedor, por el parroco de turno de la cercana parroquia de Santiago, pero esa es otra historia.
Podria contar muchas historias del devenir de la calle vistas desde mi niñez por los balcones de la, aun hoy, casa de mis padres, pero seria muy largo. Quendense ustedes con que en esta maravillosa calle aparte del que suscribe o bernabeu, vivieron otros muchos como el mismo Goya y cientos de madrileños y forasteros que encontraron en la pequeña y serpenteante calle el cobijo del Madrid del Arenal y la Plaza Mayor, del Teatro Real y la Plaza de la Villa, del tapeo añejo y de barrio de hace años de la calle Santiago y del glamour del renovafashion Mercado de San Miguel… Quien sabe las veces que Larra paseo por sus adoquines antes de terminar sus dias de manera tan tragica y poetica a escasos metros en la cercana Santa Clara.
Calle de recuerdos y paseo facil, tranquila y melancolica como sus primas, Union, Amnistia, Conde de Lemos, Santa Clara,… Como espejeño que soy invito a todo aquel que quiera a visitar la mejor de las calles del reino (al menos para mi…)
Me gustaría contactar con Vd.
Yo vivi unos portales más arriba y estoy buscando algún recuerdo gráfico de la calle en aquella época, los ’70 y ’80.
Mi correo electrónico es Oriente.Cuatro (arroba) gmail
¡ Muchas gracias !
http://www.educacionyculturasigloxxi.com