Tengo que empezar el post de hoy con una confesión y es que hay un tema madrileño que cada vez me gusta más y ocupa más mis paseos y ese es el de las distintas colonias que aún se pueden ver en Madrid. Pequeños enclaves que se han quedado atrapados en el tiempo y que , sin embargo, nos ayudan a entender cómo era la ciudad de hace un siglo.
Para empezar hay que explicar, muy por encima, qué son o fueron estas colonias. Resulta que a finales del siglo XIX y sobre todo a comienzos del XX van a empezar a surgir diferentes cooperativas para asegurar unas viviendas dignas a las clases más modestas. Será un poco más tarde, en 1921, cuando llegue la 2ª Ley de Casas Baratas. Con ella, se empezarán a levantar casas destinadas a algunos gremios muy concretos de la población. Fruto de ello, llegarán algunas de las colonias que aún hoy podemos ver y pasear, como la de la Prensa en Carabanchel, la de los Ferroviarios en Moratalaz o la que hoy nos ocupa, la Colonia de los Carteros, en la Guindalera.
Proyectada por Enrique Martí Perla, esta maravilla de lugar, cuenta con algo más de un centenar de viviendas unifamiliares con jardín, aunque solo 2 se mantienen intactas, tal cual se diseñaron. Disponían de unos 60 metros cuadrados de superficie (aunque hoy en muchos casos se les han añadido pisos) y en su día, cada una costaba 16.000 pesetas. Un precio bastante asequible teniendo en cuenta que el sueldo anual de los carteros, rondaba las 3.000 pesetas. Algo que realmente me cautiva de esta colonia es que se articula en torno a calles de nombres tan evocadores como calle de la Belleza y calle de la Bondad, ¿No es maravilloso?
Un elemento muy llamativo de esta Colonia de los Carteros es que muchas de sus casas están rematadas por unos tabletees flamencos, de forma escalonada, que parecen más propios de una ciudad belga u holandesa.
Realmente me parece fascinante, después de años explorando la ciudad, seguir encontrándome lugares así, que parecen sacados de otra época y otra ciudad. Me fascinó pasear por las callecitas peatonales de este “pequeño pueblito” que habita escondido a pocos pasos de la plaza de Las Ventas imaginando las vidas y anécdotas que habrán compartido sus vecinos.
¡Seguiré a la caza y captura de estas colonias!
PD: No deja de ser paradójico que lo que en su día se concibió como un tipo de vivienda para clases trabajadoras hoy sean un auténtico lujo, ¿verdad?