Llegando a los metros finales de la Calle del Arenal nos espera uno de mis edificios favoritos de Madrid, de esos que cada vez que camino a su vera acompañado de alguien, me detengo unos instantes para mostrarle la particularidad de la que os quiero hablar en este secreto. Una ligera dosis de descaro lo hacen especial, sobre todo si nos trasladamos a la época en la que se hizo realidad. Hoy descubrimos la ‘casa de los pezones’.

La Casa de los Pezones, Madrid

No hace falta ser un genio de la arquitectura para darte cuenta de la fuerte inversión, tanto económica como artística, que se puso en liza para dar forma a esta construcción, ubicada en la Calle Arenal 19. Ubicada en una de las calles más notables de Madrid, donde la mayoría de los edificios procedían de grandes fortunas de finales del Siglo XIX, este enorme bloque, de recargada decoración, tiene su origen en 1862, cuando fue levantado.

No obstante, su vida sufre un giro en 1908 cuando se somete a una profunda reforma con el objetivo de empezar a funcionar como hotel, el Hotel Internacional, siendo entonces uno de los mejores de Madrid. Aquel lavado de cara, cuyo responsable fue Mariano Belmás, se dejó notar, y mucho en su cara externa, donde encontramos el motivo que le da ese atrevido nombre que os contaba al principio.

La Casa de los Pezones, Madrid

Si nos fijamos en su primer piso, en todo el perímetro descubrimos una enorme hilera de ménsulas con aspecto de mujer. A primera vista podría parecer que todas ellas son iguales… pero no. Si afinamos un poco más la vista veremos que unas y otras se diferencian de un pequeño detalle, en algunas de ellas, las mujeres tienen su busto cubierto por un vestido mientras que en otras, éstas dejan al descubierto sus pechos. Un pétreo atrevimiento que le hizo a este edificio merecedor del apodo de “La Casa de los Pezones”.

Hoy este top-less apenas provocar rubores, más aún cuando poquísima gente se da cuenta de su existencia pero en el año 1908, cuando la mentalidad era mucho más conservadora supongo que más de uno puso el grito en el cielo al conocer este curioso secreto de Madrid.

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