Situado en la Calle de Alcalá 96 y custodiado por la Calle de Narváez y la Avenida de Felipe II nos topamos con este elegante inmueble que llama la atención por su tonalidad verdosa y por la presencia de un torreón de base acristalada en uno de sus vértices. Parece vivir aislado del resto de edificios de la ciudad, como si no quisiera relacionarse con ellos, manteniendo así su aura de aflicción. Exactamente en la séptima planta tuvo su casa el poeta durante tres años, los que fueron desde 1933 hasta 1936, en el que se produjo su desesperada huida. Una placa en la fachada nos recuerda este dato.
Para aquel entonces el granadino ya contaba, gracias a sus obras, con un considerable reconocimiento que le había permitido costearse una vivienda en una de las zonas nobles de Madrid. A pesar de sus continuos viajes, el autor de la Generación del 27 tenía aquí establecida su residencia, una casa entre cuyas paredes seguramente escribió buena parte de La Casa de Bernarda Alba (1935) o de la inacabada La Fuerza de la Sangre (1936).
Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil española apresuró la huida del andaluz que, sin previo aviso ni siquiera a sus círculos más cercanos, partió un 13 de julio hacia Granada tras coger un tren en la estación de Atocha. Aquel viaje sin retorno fue el último del autor de Yerma o Bodas de Sangre dejando atrás un Madrid que tan decisivo fue para su trayectoria. Este elegante y melancólico portal no le volvería a ver nunca más. Poco más de un mes más tarde era detenido y acusado de ser “espía de los rusos y homosexual”. Su destino estaba ya escrito. En la madrugada del 18 de agosto, a las cinco menos cuarto de la mañana, era fusilado en un paraje que une Víznar con Alfácar. De aquello, se cumplen ahora 81 años.
«Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir»
Federico García Lorca
Foto de la portada obra de Carlos Viñas
2 comentarios
Perfecto todo. Olvidas un dato curioso. Es de los poquísimos edificios en Madrid que forman una manzana por ellos solos.
Gracias!.
las fechas están mal federico garcia lorca no abandonó madrid el 13 de julio si no en la mañana del 16.