Agazapada, aprovechando que la mayoría de los focos que la sobrevuelan apuntan a la Gran Vía, la diminuta Iglesia de la Buena Dicha se muestra especialmente recelosa a los curiosos. Verla y enamorarme fue todo uno, adentrarme en su interior fue otro cantar. Después de varias visitas en balde me tocó memorizar el horario de oficios que cuelga en su puerta. Sólo de esta forma pude acceder a uno de los secretos más fascinantes de Madrid.
La Calle de Silva, que es donde se encuentra, es fina y de aspecto desgastado. Esto hace que la transitemos sin demasiada cautela y con más prisa que aplomo. Sin embargo, a nada que estemos un poco atentos entre bloques de edificios resulta fácil verse sorprendido por una misteriosa fachada, una pena que la propia estrechez de la vía impide que tengamos una mejor panorámica del conjunto. Un edificio de ladrillo bellamente adornado y que fusiona multitud de estilos. Con más aspecto de fortaleza que de templo religioso, la Iglesia de la Buena Dicha no sólo esconde bajo llave su propia hermosura, también arrastra una historia digna de ser conocida.
Su origen lo encontramos en el año 1594, cuando Fray Sebastián de Villoslada funda en este lugar el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y de la Buena Dicha. En él, junto a otros 12 sacerdotes y más de sesenta seglares atendían a los más necesitados de la Villa. Después de muchos años socorriendo a los pobres en este mismo solar, que comunica con la Calle de Libreros (entonces llamada Calle de la Justa) se levantó la Iglesia de la Buena Dicha. De aquel primitivo, y desaparecido templo, destacó la presencia de un pequeño cementerio, el conocido como Cementerio de la Buena Dicha. Durante los sucesos del Dos de Mayo de 1808 en esta iglesia, dada su proximidad a las zonas de enfrentamiento, se atendieron a muchos heridos y en su camposanto, fueron enterradas figuras como Manuela Malasaña o Clara del Rey.
Hablaba de “desaparecido” templo porque aquella iglesia fue derribada y en su mismo lugar se levantó la que hoy admiramos. Con el apoyo económico de los Marqueses de Hinojares, quienes se encuentran sepultados en su interior, las obras se prolongaron entre 1914 y 1917. Obra del arquitecto Francisco García su proyecto destaca por su descarada mezcla de estilos como el neogótico y el neomudéjar. Su alma de ladrillo y sus dos torres laterales contrastan con el cuerpo central de piedra caliza blanca y finamente labrado y decorado. En éste espacio destaca la vidriera en la que aparece representada Santa María de la Merced.
Como indicaba al principio del artículo creo que es una de las fachadas más singulares que he podido toparme durante mis paseos por Madrid. Además, rezuma un aire tristón y reservado que la hace todavía más especial. Fue su aura de misterio lo que me hizo volver una y otra vez, ansiando ver su interior pero siempre me la encontraba cerrada así que tuve que regresar en horario de misa para conocer sus entrañas, un secreto conocido por muy pocos.
Lo primero que hay que señalar es que su silencio y belleza conmueven. Su aspecto exterior no engaña. Cuando la surcamos, la Iglesia de la Buena Dicha es un templo de pequeño tamaño pero que casi podríamos catalogar de fantasía. Consta de un cuerpo de una sola nave y con varias capillas laterales. Lo siento, no soy un experto en el tema por lo que no os puedo recitar con detalle uno por uno todos los elementos que sobresalen en este sagrado lugar pero sí me gustaría mencionar uno. Su bóveda estrellada pintada con un delicioso color azul celeste, quizás es su elemento más llamativo y que aporta una gran serenidad al conjunto. Sin duda, os invito a que un día conozcáis en persona este coqueto, y escurridizo, secreto de Madrid porque resulta arrebatador.
Antes de finalizar me gustaría añadir un par de apuntes sobre este lugar. El primero es que el templo fue arrasado y profanado durante la Guerra Civil, en 1936, por lo que la Virgen de la Buena Dicha que hoy custodia el templo es una copia de la original y la segunda es que la vida de este, aparentemente inofensivo espacio, está marcada por la existencia de varios capítulos misteriosos. De todo ello, y más, os hablaré en otra entrega.
Fotos del artículo: Interior horizontal sacada de «EnfotoMadrid» e interior vertical de Mariano Mellado
7 comentarios
agradezco mucho por estas surgerencias. si es posible pido una cosa: la indicacion de los horarios de abertura.
Por dos veces aun pude entrar en la de San Antonio a Malasaña!!!
Muchisimas gracias
Hola Manu, veo que estas de viajero por esos mundos de Dios, y echando de menos Madriz seguro, de nuevo nos encontramos, casualidad, en esa iglesia hice la primera comunion por estar la iglesia de San Ildefonso en obras, creo pues ya no me acuerdo, si me acuerdo que al lado habia un bar que servian un bacalado no de bilbado sino del foro, un abrazo buen viaje, y nos vemos por aqui.
Yo la conozco desde hace muchos años, acudía a misa antes de entrar a trabajar,vivía en la calle del pez.
no conocía todas las leyendas e historias que narrais tampoco sabía que había un pequeño cementerio.
Muchas gracias por contarlas también.
Es una iglesia muy bonita
En mi época de instituto (a finales de los 80 y principios de los 90), pase muchas veces por delante de esta iglesia, y siempre estaba cerrada, pues la estaban restaurando.
Lo intenté muchísimas veces, y pensé que nuca terminarían las obras. Pero un buen día sí que por fin mi sueño se convirtió en realidad y pude entrar: una pequeña joya, oculta a los ojos de casi todos, excepto los que, como el autor de este blog, amamos Madrid y ansiamos conocer todos sus secretos, nos asomamos a todos los portales, curioseamos por todas sus calles y caminamos sin descanso…
Hace muy pocos días, paseando bajo una intensa lluvia, mientras mi familia y yo hacíamos hora para ver el músical del Rey León, nos encontramos este tempo justo a tiempo para oír misa.
Es una maravilla.
Delicioso y bello artículo sobre ésta Iglesia. En ella hice la 1.ª comunión en 1958.06.08. Muy delicada descripción.
Felicidades.