Aunque el recuerdo de hoy sea a color, creo que nos traslada a una realidad tan diferente a la actual que me he tomado la licencia en incluirla en esta sección de fotografías antiguas. Hoy nos asomamos a una Plaza Mayor con un aspecto inaudito, con más coche que personas, con menos vida que nunca.
Lo que hoy nos parecería una temeridad absoluta, con un montón de coches emitiendo sus humos sobre las bonitas fachadas de la Plaza Mayor a alguien pareció no importarle tiempo atrás, a principio de los años sesenta. Entonces, hasta que se puso en marcha la construcción del parking subterráneo de este histórico recinto se habilitó la plaza como aparcamiento. Un deshago para unos pocos, un disparate para la mayoría.
La Plaza Mayor de Madrid es hoy sinónimo de vida y alegría, de terrazas, de turistas y de gente que tiene en ella su centenaria oficina. Por ello nos impacta verla así, tan apagada y apenada. Sus farolas se mostraban escuálidas comparadas con el diseño actual, su ambiente tan opuesto y lejano al que ofrece en nuestros días. Da pena verla así, produce dolor imaginar que se usó para este fin, aunque fuese de manera temporal. Por suerte, en algunas cosas, hemos avanzado para bien.