
La postal de la semana: El atardecer dorado
Un paraíso relativamente desconocido. Así es el Mirador de Cibeles, una visita que se puede…
Un paraíso relativamente desconocido. Así es el Mirador de Cibeles, una visita que se puede…
Justo hace una semana quedé con unos amigos para tomar algo en la Plaza del…
Si en nuestros días algún enclave de Madrid puede ser tachado de “colorido” ese es…
Dicen que lo bueno también cansa. Por este motivo imagino que Alfonso XII , hastiado…
Un público atento y absorto, un escenario como la Plaza Mayor y una fecha: 1905. En el recuerdo de hoy nos detenemos en este charlatán y su incógnito discuros.
Todo indica que, cada año que pasa, será más improbable que Madrid amanezca vestido con un manto blanco. Por ello tenemos que recurrir al embrujo de las fotografías antiguas, para quitarnos el mono de aquellos inmaculados despertares.
Decía John Wooden sobre los pequeños detalles que “son vitales y sirven para hacer grandes…
En el año 1919 en Madrid se vivía a otra velocidad, es la primera y principal lectura que se puede hacer al ver imágenes como la que hoy nos ocupa. Uno de los sitios más turísticos de la capital en la actualidad, llevando una rutina de lo más calmada.
Viajemos a 1913 para fundirnos con los habitantes de la Villa en un día cualquiera del Madrid de hace un siglo.
Sus leves destellos nos marcan los pasos a seguir en uno de los paseos más bonitos y agradables que nos ofrece Madrid. Es breve pero intenso, un viaje que pocos olvidan.
En nuestros días los trabajos de grandes infraestructuras no se conciben sin la intervención de máquinas y tecnologia pero veamos de qué reveladora manera se construyó el Metro de Madrid hace medio siglo.
Bonita y repleta de nostalgia, así es la imagen que nos ocupa este martes. Un viaje en el tiempo que nos devuelve a 1945 a pocos pasos del Palacio Real.
Madrid, años 20. Un fotógrafo ambulante manipula su máquina ante la mirada de varios curiosos. Hace un siglo era casi una escena sin importancia. Hoy sin duda, un documento gráfico excepcional.
Casi con toda seguridad una de las principales virtudes de la Plaza de las Descalzas Reales radica en haber sabido mantener su carácter cerrado. Viajemos a 1920 para ver lo mucho, o poco, que ha cambiado este céntrico punto de Madrid.
Hoy admiramos la catedral como pocas veces se deja ver, desde las alturas, en una pose sorprendente que igual a alguno le haga cambiar su parecer sobre esta emblemática construcción.