Hubo un tiempo en el que las plácidas y monótonas horas de la Plaza Mayor se veían interrumpidas por el lento caminar de los tranvías, que hacían de sus arcos y accesos el portal de su propia casa.

Hubo un tiempo en el que los coches más astutos aparcaban junto a los soportales de esta céntrica plaza, calculando cada milímetro de sombra. Sabiendo que el sol, en la Villa y Corte, es justiciero y no da tregua.

Hubo un tiempo en el que los vecinos hacían sus vidas y rutinas ante los ojos del resto de la ciudad. La Plaza Mayor era otro lugar más donde vivir y la colada se tendía en los balcones reluciente e impoluta. Este recinto no era un escaparate, entre turístico e histórico, como puede ser en la actualidad. Aquí se habitaba como en cualquier otro lugar de la capital.

Hubo un tiempo en el que, aquí, los operarios trabajaban en las vías del tranvía ante los ojos de cualquier curioso  y del castigo del sol. Implacables. Sufridores.

Hubo un tiempo en que en este rectángulo, las personas no eran almas de paso. La gente se conocía por su nombre, se fiaba en los comercios de los soportales y las preocupaciones de uno, eran las de todos. El sentimiento de comunidad era mucho más extenso y profundo.

Hubo un tiempo en el que la Plaza Mayor no era sinónimo de terrazas, sangría y artistas callejeros vestidos de toreros. Era algo mucho más genuino y llano.

Hoy nos perdemos por aquel tiempo, entre vaporoso y lejano, como si de un sueño se tratase. Sólo la perspectiva del tiempo es capaz de otorgar verdadero significado a las cosas, a cada gesto, a cada mirada. Hoy, gracias a esta foto, 1932 parece un recuerdo que no vivimos, pero que de alguna manera identificamos como nuestro.

Plaza Mayor de Madrid en 1932

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2 comentarios

  1. hauntingly beautiful photos of old Plaza Mayor. Like the square of Salamanca, I believe that the Plaza Mayor of Madrid is one of the most spectacular squares of Spain.

  2. Fernando Soriano on

    Tengo el honor de pertenecer a la última generación de vecinos de la Plaza Mayor. Orgulloso puedo contar que yo jugaba al balón allí con los amigos del barrio (luego íbamos al ayuntamiento a recuperar la pelota cuando nos la confiscaban los guardias). Las señoras bajaban a tomar el sol, cotillear y hacer punto (muchas incluso bajaban las jaulas con sus canarios o jilgueros para colgarlas en su respectiva alcayata de toda la vida puesta en una de las columnas). La señora Alejandra, la panadera, el señor Paco y su tienda de comestibles, el señor Maseda, el sastre, …. Todos nos conocíamos y nos teníamos cariño.
    Las tiendas del barrio ya no existen, mi colegio hace décadas que cerro sus puertas por la falta de niños… Llego la contaminación, la suciedad, el ruido, la falta de humanidad …y los vecinos nos marchamos abandonando el barrio a la vorágine de la modernidad, los turistas, las prisas y los sintecho.
    No me cabe sino una gran pena y mucha nostalgia cuando pienso en lo que fue mi Madrid, un Madrid que ya no existe y no volverá a existir.
    PD: Muchas gracias por estas imágenes.

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