La imagen que rescato hoy es una de esas memorias impactantes que, una vez lo tienes ante tus ojos, se te queda grabada en las retinas. Recuerdo la primera vez que vi esta fantástica fotografía, obra de Manuel Urech y me quedé absorto, tratando de analizar cada detalle, en busca de más información. Algo que me dijera que era lo que allí estaba sucediendo.
Un montón de fieles arrodillados, monjas con sus manos entrelazadas orando y varias personas postradas en sus respectivas y rusticas camillas. ¿Por qué? Por lo visto, el 29 de mayo del año 1948 tuvo lugar en nuestra conocida plaza de la Armería una multitudinaria misa. Pero no fue un oficio normal, en este caso, el altar estaba presidido con la imagen de la Virgen de Fátima, que había llegado el día anterior a Madrid. La divina visita hizo que el entorno se llenase de gente enferma y convaleciente, en busca de una sanadora ayuda.
Según comentan las crónicas, fueron hasta 10.000 los enfermos que se acercaron a la Plaza de la Armería de Madrid suplicando una cura para sus males. Lo llamativo es que algunas personas aseguraron haber recibido sanaciones durante el acto litúrgico. Ciegos recuperando la vista, mudos que volvieron a hablar.
Sin duda, un recuerdo que nos mantiene muy presente cómo era aquel Madrid, tan devoto y creyente. Una ciudad cuyos arraigos y costumbres han mutado con el tiempo y es que, esta semana se cumplirán 70 años de este recuerdo.

Fotografía de Manuel Urech