¿A cuántas personas habrá visto salir y entrar aquel polvoriento puente de Toledo? Seguro que no pocos arrieros regalarían una leve sonrisa al verse recibidos por San Isidro y Santa María de la Cabeza en sus recargadas hornacinas. Madrid dejaba de ser entonces un destino para convertirse en una realidad. Hoy viajamos a finales del Siglo XIX para comprobarlo.

Aquel Puente de Toledo era un ir y venir continuo de carretas y almas, de animales y personas que gracias a esta vetusta infraestructura lograban salvar el hoy invisible Río Manzanares. Los pasos dados sobre su tablero tenían mucho de nervios, de impaciencia ante ese Madrid que ya casi se tocaba con las yemas de los dedos pero también llevaban a lomo despedidas y algún que otro naufragio.

Hoy luce impoluto y rehabilitado en un entorno irreconocible como es Madrid Río pero si nos detenemos y aislamos de los estímulos actuales casi podemos escuchar de nuevo aquellos pasos y aquellas conversaciones. Revivir recuerdos, viajar en el tiempo. Sacudirnos de nostalgias pasajeras para dejarnos llevar por un Madrid que, con cada recuerdo de este tipo, nos lanza un descarado beso en el alma.

Puente de Toledo, finales del Siglo XIX

Share.

About Author

Leave A Reply