Desde que comencé este blog hace más de 6 años una de las grandes sorpresas que me he llevado, y sigo llevando, es conocer el origen de muchas de las expresiones que a día de hoy, seguimos usando de manera familiar y habitual, pero sin tener ni idea de su significado original.
En esta ocasión le toca el turno a la expresión “irse de picos pardos”. Seguro que todos sabéis que estas palabras se utilizan cuando nos queremos referir a una persona que ha estado de juerga o parrando. Por ejemplo, “Carlos ha estado de picos pardos y ha llegado a casa a las 5 de la mañana”. Pero, ¿De dónde viene esta frase? Atentos, que el origen es de lo más curioso.
Carlos III, quien pasó a la historia como el Mejor Alcalde de Madrid, fue quien impuso a las prostitutas la obligación de llevar una vestimenta muy concreta. No fuese a ser que sus despistados clientes abordasen por la calle a la mujer equivocada, solicitándole sus servicios. Por ello, obligó a las meretrices a que llevasen una falda de color marrón (o pardo) cuyos bajos estuviesen cortados en forma de varios picos. Por ello, cuando un hombre había estado con una prostituta se decía que “había estado de picos pardos”. ¿Curioso, verdad?
Os podéis imaginar que la expresión se extendió como la polvora por la Madrid, por zonas muy concretas como la de Huertas, de la cual tiempo atrás se decía «En la Calle Huertas, hay más putas que puertas», debido al alto número de prostítbulos que en ella se ubicaban. Con el paso de los años la expresión derivó al sentido que tiene ahora, y ya no sólo se ceñía a la compañía de una prostituta sino que pasó a ser sinónimo de diversión y pasarlo bien. Del mismo modo que su uso se hizo extensivo también a las mujeres.
Por cierto, que ésta no fue la única ley que aprobó Carlos III sobre la vestimenta. Otra que levantó muchísima polémica y polvadera fue la que derivó en el Motín de Esquilache cuando dio la orden de cambiar la capa larga y el sombrero de ala ancha (atuendos típicos españoles de la época) por otros de aires más europeos. Pero de esto trataremos en otro secreto.
2 comentarios
Jamás lo hubiera dicho. Muy buen artículo, seguid con el buen trabajo!
Y no sólo las dos que mencionas. Carlos III también empezó a dejar pasar al pueblo de Madrid por los jardines del Palacio del Buen Retiro, donde había también impuestas unas normas de vestimenta