Estamos ante uno de esos secretos tan recónditos que, ni aunque yendo de modo decisivo a su encuentro, será fácil localizarlo. Ubicado en la parte limítrofe sur-oeste del Parque del Oeste, lo más sencillo será acudir hasta el teleférico y de ahí, descender por el sombreado Paseo del Rey. Mientras atravesamos este vergel, daremos con la Escuela de Cerámica, a su vera, un modesto recinto bordeado con un muro de mampostería y una puerta de forja. Ahí nos espera el camposanto más disimulado de todo Madrid y uno de los más emotivos, el Cementerio de la Florida.
Digo que estamos ante un lugar de especial sensibilidad para la Villa ya que aquí, sin demasiada pompa ni adorno, descansan las 43 personas que fueron fusiladas tras los alzamientos del histórico 2 de mayo de 1808 contra las tropas francesas. Habían sido muchos los madrileños detenidos en aquella jornada previa de caos y revuelta así que el militar francés Joaquín Murat no lo dudó. De los cientos de detenidos, 42 mediante un angustioso sorteo fueron elegidos para ser ejecutados. La víctima restante fue decisión directa y personal del propio Murat.
Entre los malogrados elegidos había desde albañiles a canteros pasando por soldados, empleados de hacienda o jardineros. Se les torturó y después se les condujo a los pies de la Montaña del Príncipe Pío. Allí, a eso de las cuatro de la madrugada del 3 de mayo de 1808, fueron fusilados y ubicados en una fosa común. De aquella trágica noche, el pintor Francisco de Goya nos dejó su célebre obra “El tres de mayo de 1808” que todavía hoy, dos siglos después, nos sigue angustiando por su dramatismo.
Después de permanecer durante nueve días en aquella fosa común, los Hermanos de la Congregación de la Buena Dicha rescataron los cuerpos de los 43 asesinados para darles una digna sepultura. Para ello se decidió ubicar los restos en este modesto cementerio que existía ya desde 1796 como terreno dependiente de la Ermita de San Antonio de la Florida. Hasta entonces, allí, se solían enterrar a los empleados del Palacio Real.
Desde aquel momento, en este silencioso lugar se rinde homenaje a aquellas víctimas, 29 de las cuales se ha podido identificar mientras que el resto yacen en el anonimato. Los restos permanecen en dos cajones bajo una discreta capilla levantada en el año 1960. El cementerio se cerró al público en el año 1931 y aunque se reabrió en 1981 durante el mandato de Enrique Tierno Galván, tuvo que ser clausurado debido a los numerosos actos vandálicos. En la actualidad sólo se abre, todo el día, cada 2 y 3 de mayo y durante las mañanas de los fines de semana de mayo y junio. De su mantenimiento se encarga la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales.
Texto incluido en mi libro Secretos de Madrid 2
El Cementerio de la Florida es un lugar reservado y casi remoto, a pesar de estar relativamente próximo al jaleo de Madrid. Un lugar que nos recibe con una réplica del famoso cuadro de Goya en el que aparecen inmortalizadas varias de las personas que descansan a escasos 50 metros. Seguramente la huella menos visible de los levantamientos del 2 de mayo de 1808 en nuestra ciudad y, probablemente, la más dura.