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En mi infatigable búsqueda por las mejores vistas de Madrid el otro día me topé con el Dear Hotel, en Gran Vía 80. Desde su terraza, donde se ubica el Nice to Meet You Restaurant and Lounge se puede comer o tomar un cóctel mientras se divisan unas vistas de ensueño ¿Subimos?

Un paraíso en las alturas

Aunque las fechas no digan lo mismo, el calorazo que asfixia a Madrid en las últimas fechas invita a tomarse algo bien fresquito en una terraza. Si además de saciar vuestra sed, lo que queréis es apreciar unas de las mejores vistas de la ciudad en un lugar único, os animo a que sigáis leyendo….

El fenómeno de las terrazas ha sufrido un auténtico boom en los últimos tres años, ahora todos los locales chics pelean por ser la terraza con mejores vistas, con la gente más cool o por ser la que mejores mojitos prepara. Una carrera en la que nadie quiere ceder su puesto. En una ciudad con pocos metros cuadrados libres de asfalto y con escasos espacios verdes abiertos, la opción más recurrida ha sido el montarlas en azoteas de edificios y hoteles, lo que en la mayoría de los casos les otorga un emplazamiento único, ofreciendo a su vez una vía de escape a los humos del tráfico y la polución.

De todas las terrazas que he podido disfrutar para mí, sin duda, la que destaca sobre el resto es la del Hotel Room Mate Óscar, situado en el corazón del barrio de Chueca, en la Plaza Vázquez de Mella. Con un diseño muy “ibicenco”, mobiliario en tonos blancos, camas balinesas y una pequeña piscina que nos invita a darnos un chapuzón, éste rincón es una pequeña porción de paraíso ubicada en las alturas.

Pero si por algo destaca esta terraza son sus vistas. Disfrutar de un atardecer bajo la fija mirada de las manecillas rojas del reloj de la Telefónica es un ejercicio de relajación, disfrute y purificación. Desde ahí arriba los problemas se ven más pequeños, tanto que casi ni se ven. Te evades y contemplas, así funciona.

Este sitio está genial a última hora de la tarde o para tomar un primer digestivo antes de empezar una dura batalla por la noche madrileña. Los precios baratos no son pero el pequeño esfuerzo merece la pena. Para acceder a la misma hay que dirigirse a la recepción del hotel y ahí mismo os mostrarán el ascensor que os llevará, directamente, hasta este oasis de relax.

La azotea del Círculo de Bellas Artes

Hoy tengo visita. Sé que para algunos el hecho de tener invitados y tener que enseñarles la ciudad puede ser algo tedioso. Sin embargo, a mí me encanta que venga gente y poder compartir con ellos todos mis descubrimientos y el Madrid que a mí me gusta.

Conociendo a mis amigos sé que tampoco podré hacerles un ‘tour’ demasiado intenso, ni este calor ni su paciencia estarán por la labor pero ya tengo decidido uno de los lugares a los que les voy a llevar sí o sí, la terraza del Círculo de Bellas Artes.

Esta azotea es para mí uno de los cuatro o cinco mejores lugares de toda la ciudad. Gracias a la magnífica ubicación de este edificio, construido en 1926, en el punto donde confluyen la calle Alcalá y Gran Vía, se puede apreciar todo Madrid en su amplia inmensidad, desde las Torres Kio, y las cuatro torres, al norte, pasando por el pirulí o la Casa de Campo. Es como tener una maqueta gigante ante tus ojos en la que puedes pasar el rato jugando a reconocer lugares y edificios.

La sensación de libertad que se respira, al contemplar la ciudad casi a tus pies, ajeno del tráfico y divisando todos los tejados es una experiencia única, altamente recomendable y que nadie puede dejar escapar. Por unos instantes es como si la gran ciudad quedase desnuda y empequeñecida antes de absorbernos de nuevo entre sus calles. El hecho de estar abierta a tres de los cuatro puntos cardinales nos permite una visión casi panorámica.

Otro de los aspectos interesantes de este sitio es poder admirar a escasos metros la estatua que corona el edificio. Madrid cuenta con un número importante de esculturas en sus azoteas, ésta en concreto está dedicada a la diosa griega Minerva. La figura pesa más de 3.000 kilos y mide seis metros y medio. Su traslado por carretera desde Arganda del Rey, donde se fundió, hasta Madrid trajo muchos problemas pero lo más complicado fue elevarla hasta su ubicación actual, un laborioso operativo que costó cerca de un millón de pesetas de la época.

La foto que ilustra este post la hice la última vez que subí a la azotea, comentaros que el precio para subir es de solo dos euros y la entrada nos da acceso a las exposiciones temporales que se organizan en el centro y que suelen estar muy bien. Un chollo!!