Con sus más de cuatro kilómetros de vida, concretamente 4,1, la anteriormente denominada “Carretera Mala de Francia”, cuando te paras a analizarla, a menudo se ofrece con aspecto cansado. Las infinitas rutinas de sus vecinos, acumuladas en un desván invisible con el paso de los tiempos, la han ido manoseando y ajando. Desprovista de reclamos turísticos o bellos monumentos su belleza radica en otro lugar.
Su transcurrir entre dos barrios de eminente sabor castizo como Chamberí y Tetuán le han dado un carácter genuino. Baña nueve distritos y su vida siempre estuvo ligada al trasiego y esfuerzo de los que la habitan, sin grandes lujos pero con un sentimiento implacable. Así se entienden fotos como la que os traigo en esta ocasión, una estampa en principio trivial e inocente del año 1950, a la altura de Estrecho.
Imágenes como ésta nos explican el motivo del aspecto derrengado que en ocasiones parece ofrecer, son muchas las jornadas de trabajo, e idas y venidas las que ha visto sucumbir sobre sus aceras y asfalto. Esta foto deja claro que Bravo Murillo de descanso y calma sabe más bien poco. Sobre ella confluyen carruajes, vehículos, trabajadores en plena faena y todo sobre un firme en el que destacan las vías del tranvía. Nadie ni nada descansa, todo se mueve.
Alboroto, bullicio, jaleo…. llámalo como quieras. Bravo Murillo fue la segunda calle más transitada en verano 2013 lo que indica que en cualquier época del año es sinonimo de vida. De hecho sus casi 18.000 peatones de media al día sólo fueron superados por el Paseo de Gracia barcelonés. Esta calle ha forjado su carácter en base a escenas como ésta. Instantes detrás de los cuales había un enorme puñado de ilusiones e inquietudes. Por eso me gusta tanto.
4 comentarios
Ejem… Seguro que esa foto es de la calle Bravo Murillo a la altura de Estrecho? La calle, para empezar, es más ancha. Y tampoco reconozco ninguno de esos edificios -o los que puedan quedar de ellos-. Creo que más bien corresponde a otra calle…
Este articulo me ha capturado.. extranjera en ese lindo pais, fui una de esas tantas personas que la transitó en el verano pasado, recorriendola al compas de una calida conversacion y grandes sentimientos. Espero volver.. Madrid es magica y quiero recorrerla mas y mas de nuevo con esa grata y querida compañia
Se llamó inicialmente la «carretera de Francia», y despues se le cambió el nombre a «calle de la Mala de Francia». Lo de «mala» no se refiere a la calidad de la carretera, como sugiere lo de «carretera mala de Francia», es como se llamaba en aquellos tiempos el correo o posta ordinaria. El termino proviene del francés «malle».
Fué hacia 1850 cuando se le cambió el nombre a su actual » Bravo Murillo».
Es a la altura de Marqués de Viana, todavía quedan algunos edificios de la izquierda. Donde ahora está el nebraska y una de las entradas al mercado de tetuán.