Seguimos con nuestro itinerario por el Madrid más oculto y macabro. Ya conocimos la historia de la Casa de las Siete Chimeneas y de Elena. En esta ocasión le toca el turno a otros puntos de la ciudad que seguramente conozcáis, al menos de vista, y que nunca hubierais pensado que guardan tantos secretos y misterios. Nuestro primer destino de hoy es el Palacio de Cañete.
Ubicado en la Calle Mayor, número 69, es un edificio de ladrillo muy próximo a la Plaza de la Villa y cuya existencia siempre ha estado ligada a la presencia de sucesos paranormales, imposibles de comprender para la razón humana. Todo se remonta a 1654 cuando el Marqués propietario del palacio aparece atravesado por una espada tras una reunión con el clérigo de la capital, Antonio Amada. El religioso fue condenado a muerte y su mano amputada, se colgó a la puerta del inmueble, como era costumbre en la época, para servir de escarmiento.
Es en ese momento cuando empiezan a sucederse los hechos paranormales en todo el palacio, velas que se encendían y apagaban solas, alaridos que procedían de habitaciones, supuestamente, vacías o el ruido de muebles arrastrándose por las estancias durante las noches, junto a gritos angustiosos y desgarradores. También surgen las primeras apariciones, por un lado la del clérigo que se aparece a los suyos para decirles que solo había permanecido un breve lapso de tiempo en el purgatorio y por otro lado las del Marqués de Cañete, vagando por las dependencias del palacio, buscando un descanso que sólo le llegaría con la detención de su verdadero asesino. Hasta que no fuera así, no dejaría de atemorizar a los futuros inquilinos del palacio.
Años más tarde, uno de antiguos criados del marqués, confesó en el lecho de muerte, la autoría del asesinato, ya que su amo trataba de seducir a su mujer. Entonces, la mano del clérigo fue descolgada pero parece que los espíritus han seguido habitando el inmueble. Ruidos de cadenas arrastrándose y voces que susurran mensajes indescifrables parecen ser la banda sonora que acompaña, desde entonces, las largas noches de este tétrico lugar.
El Palacio de Cañete, situado en la Calle Mayor
Para entrar en calor después de esta macabra historia os propongo recobrar fuerzas con un reconfortante chocolate con churros en la mítica y cercana churrería de San Ginés pero no os relajéis, ya que a poquísimos metros, está la segunda parada en nuestro paseo de hoy. Es el momento de dirigir nuestros pasos a la Calle Arenal, a uno de los templos más antiguos de Madrid, la Iglesia de San Ginés.
Cuenta la leyenda que esta iglesia fue morada de uno de los espectros más perversos de la ciudad. Para conocerlo, nos remontamos a un año muy concreto, el 1353, siendo Rey Pedro I, cuando unos ladrones entraron al templo para saquear sus joyas y cálices, pero no repararon en la presencia de un anciano que se encontraba rezando. Los malhechores decidieron terminar con su vida de una forma cruel, cercenándole la cabeza.
La consternación y terror por el peliagudo suceso dio un paso más cuando días después, al atardecer, una sombra casi humana, decapitada, se dejó ver a la puerta del templo. Una aparición que se repitió en los días sucesivos y que terminó por revelar la identidad de sus asesinos, quienes fueron castigados con la muerte al ser arrojados a un barranco. De esta forma, el ánima del anciano encontró su descanso eterno.
La Iglesia de San Ginés, en la Calle Arenal
Como veis, no solo los lugares más sombríos de Madrid tienen un pasado oscuro, también éste se extiende por sus calles más comerciales y famosas.
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