Hace unas fechas creo que no hubo habitante de esta ciudad que dirigiese su mirada al cielo para ver como unos impolutos copos iban, serpeteando por el aire, hasta posarse en Madrid. Fue una experiencia, como siempre que nieva, reconfortante y cargada de admiración. Todos sacamos nuestros teléfonos móviles para captar el momento, para compartirlo. Obvio, para recordarlo siempre que queramos.
Unos pocos afortunados pudieron tener una visión más especial de esta efímera nevada, uno de ellos fue mi colega virtual y usuario de Instagram, @cangrejosciegos. Quienes ya estéis al tanto de sus fotografías ya sabéis lo que os espera en su galería, quienes lo estéis descubriendo a través de estas líneas, os invito a contemplar su trabajo con delicadeza y atención.
En esta fría ocasión tuvo a bien regalarnos una elevada mirada, una que nos muestra (casi) las vergüenzas de un Palacio Real y una Catedral de la Almudena cuyos tejados han mutado sus grises habituales por un blanco puro. Ambos, tan grandes y desmedidos, también son humanos y también tiritan con el frío. Aquellas rápidas nevadas nos dejaron esta insólita mirada, dos de los habitantes más ilustres de la Villa cubiertos por una fina capa de nieve. Un sublime instante que hoy quería mostraros en esta fría postal de la semana.

