Hay que reconocer que las películas están realizadas para ser disfrutadas en el cine, como allí no se disfrutan de ningún modo. Sentados en nuestras butacas y ante la inmensidad de sus pantallas gigantes, donde la trama casi nos abduce por completo y la banda sonora nos envuelve por completo, logramos vivir una experiencia inigualable.
Ir al cine es un pasatiempo que no entiende de modas y que en familia se saborea más y mejor. Primero siempre surge el debate sobre qué peli se va a ver, aunque casi siempre, es el criterio de los más peques el que termina por imponerse. Más tarde, cuando llegamos a las taquillas, llega el momento en el que el inconfundible olor de las palomitas ya nos hace intuir que estamos a punto de pasar un rato agradable y en buena compañía.
¿Y qué me decís de la inevitable conversación que hace acto de presencia en cuanto se encienden las luces de la sala? Cada uno opina sobre la película, y da sus versiones e hipótesis sobre lo que se acaba de ver, un diálogo que en ocasiones se alarga durante un buen rato y sobre todo, en el camino de regreso a casa.
Ir al cine en familia, independientemente del film que veamos, nos aporta instantes previos y posteriores a la película rodeados de los nuestros. Momentos agradables y únicos que hacen que ir al cine sea una afición de la que llevan dando buena cuenta, muchísimas personas, generación tras generación. Una excusa perfecta para salir de casa y sumergirnos en fantásticas historias. Por suerte, una experiencia que, a partir de este otoño, también se podrá disfrutar en BurgoCentro.
BurgoCentro se encuentra en la Calle Comunidad de Madrid, 41, en Las Rozas
(Foto de la entrada sacada de momsupsndowns.com)