Mañana darán inicio las Fiestas del Carmen de Chamberí de las que tengo el inmenso honor de ser el pregonero así que para ir calentando motores no se me ocurre mejor opción que ir adentrándonos en la historia y el pasado de este castizo distrito a través de la magia y el encanto de la fotografía antigua, un viaje que hoy nos lleva hasta el año 1922.
De un primer vistazo la falta de elementos fácilmente reconocibles nos costará ubicarnos en la escena que se destapa delante de nosotros pero más adelante veremos que hay una pista que nos delata la posición exacta donde fue tomada esta instantánea, la Glorieta de Ruiz Jiménez, más conocida popularmente como la Glorieta de San Bernardo.
Encargada de unir las vidas de la calles de San Bernardo, Alberto Aguilera y Carranza, este punto de la ciudad hace décadas tuvo un papel más ornamental que práctico, tal y como se dispone en la actualidad. De hecho, en el pasado tuvo el honor de albergar distintos monumentos como el de los Héroes del 2 de Mayo que hoy podemos ver al inicio de la Calle Ferraz y también el Monumento a Lope de Vega que también terminó cambiando de ubicación y hoy encontramos en la Plaza de la Encarnación, a poquitos pasos del Palacio Real. Siglos atrás, este espacio tuvo una función más oscura ya que sobre estos terrenos estuvieron los quemaderos de la temida Inquisición.
Como es habitual en este tipo de retrospecciones lo que más nos sorprende de una primera ojeada es aquel variado parque móvil que se marchó para no volver. Tartanas con rústicas ruedas de madera y tranvías eléctricos compartían espacio con los primeros coches, considerados un verdadero lujo por aquel entonces y con algún que otro mulo que ya empezaba a encontrarse alienado entre tanta rueda.
En una segunda oteada a esta rutinaria estampa ya podemos ir extrayendo detalles como lo poco temerosos que eran aquellos madrileños, a quienes poco parecía importarles permanecer de pie, entre tanta hostilidad en movimiento, a pesar de encontrarse en plena trayectoria de muchos de esos vehículos. Algo más parapetado se encuentra nuestro amigo de la izquierda quien quedó retratado para la posterioridad parapetado detrás de un urinario haciendo sus necesidades (aunque poco parece importarle la verdad). Detrás en el horizonte apreciamos la fachada del desaparecido Cine La Flor.
Como os decía al principio podemos reconocer el punto exacto desde el que se tomó la instantánea gracias al gran edificio que acapara buena parte de la toma y que como podemos ver gracias a esta captura de Google Maps ha permanecido casi sin alterarse a pesar del considerable paso del tiempo. Me atrevería a decir que el fotógrafo, el afamado Diego González Ragel, instaló su máquina muy cerca de la ‘X’ que vemos en el suelo, en plena glorieta y con la Calle de Alberto Aguilera abriéndose en el horizonte.
Éste es solamente uno de los miles de recuerdos que arrastra Chamberí en su pasado, muchos se fueron desvaneciendo con el paso del tiempo, por suerte, otros tantos se hicieron eternos gracias a imágenes como ésta y podemos revivirlos tantas veces como queramos.
2 comentarios
¿Desapareció el Cine la Flor o simplemente pasó a llamarse Cine Conde Duque? Por la ubicación me atrevería a jurar que es el mismo.
Y otra curiosidad: a pocos metros de la entrada del cine hay una cafetería llamada también La Flor. Podría tener relación, ¿no? Parece llevar ahí cien años 😉
Me encanta la web. Sobre todo estos posts con fotos antiguas.
Saludos.
No hay ninguna foto de los antiguos almacenes «Galeprix», que existian en la C/ Fuencarral 158, junto a Quevedo?