Cuando uno se eleva a las alturas todo parece descomponerse y  expresar un aspecto distinto al que nos tiene acostumbrados. Da igual las veces que lo hayamos transitado o que lo conozcamos de memoria. Un punto de vista poco habitual siempre consigue ensimismarnos, ahí radica su encanto. Es lo que sucede con esta maravillosa captura aérea de la Plaza Mayor.

Tomada en 1928, en ella aún percibimos aquellos aromas provincianos de la Villa que hoy tanto nos fascinan. La Plaza Mayor, un espacio urbano cuyos orígenes se remontan al Siglo XVI, siempre ha sido ese “cuarto de estar” que los madrileños han hecho suyo por derecho propio. Un rincón mucho más apacible y amable en aquellos tiempos tal y como podemos ver en un primer momento. Vestido con pequeños jardines y árboles bajo los cuales, entonces, era posible refugiarse los duros días de sol aquella plaza estaba concebida para que la gente pudiese pasar las horas en ellas, no cómo ahora que se ha convertido en un mero lugar de tránsito.

El contenido de dicha explanada ha cambiado radicalmente su aspecto, no así el continente, la fisionomía de la propia plaza que, en esencia, se ha mantenido intacta, con sus infinitas ventanas y sus siempre demandados soportales. Esta magnífica visión del abigarrado corazón de Madrid nos la proporciona la torre de la Iglesia de la Santa Cruz ubicada al inicio de la Calle Atocha. Sus 80 metros de altura nos brindan uno de los puntos de vista más cautivadores de todo el centro de la capital. No es algo nuevo, la antigua parroquia, edificada en 1660, ya contaba con una torre de 144 pies y que era conocida por todos como la Atalaya de la Corte.

Si apartamos la vista de la Plaza Mayor y nos da por otear con paciencia el entorno de la misma percibiremos notables diferencias entre aquel pasado envuelto en tintes sepias y la ciudad actual. Por ejemplo, apreciamos que el aspecto del Teatro Real ha sufrido un importante lavado de cara pero quizás, el cambio más llamativo lo sentimos en el horizonte, personificado en la figura de la Catedral de la Almudena, concebida y en marcha ya entonces pero casi invisible en la práctica, todo lo contrario que ahora.

Para que podáis comparar mejor aquel Madrid de la fotografía con el presente he querido añadiros una instantánea que yo mismo tuve la inmensa fortuna de tomar desde el mismo lugar. Una correosa línea del tiempo de 86 años separa ambos instantes. Juzguen ustedes mismos.

Plaza Mayor, en 1928, Madrid

 

Plaza Mayor aérea

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1 comentario

  1. Me gustaba mucho más antes!!!! Es cierto lo q dices, ahora es un lugar en el q no apetece quedarse, y además es caro sentarse! Gracias x este y x otros artículos, me encantan!

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