Pocas calles tienen un vínculo más significativo con Madrid que la Calle Atocha. Con sólo nombrarla a uno ya le vienen a la cabeza recuerdos y sensaciones ligadas a la Villa porque ¿Hay algo más madrileño que la Calle Atocha? Histórica y noble, parte de la Plaza de la Provincia y desemboca en el Paseo del Prado.
Palacios, iglesias, comercios…Por su aceras han desfilado personas de toda condición, dándole ese carácter abierto y generoso que nos brinda en nuestros días. Sus recuerdos son tantos que resulta imposible descifrarlos todos. Para hacernos una idea de la buena salud que ha gozado siempre basta con echar la vista atrás a este susurro de 1906. En esta ajada estampa vemos el tramo inicial de la citada Calle Atocha. La torre de ladrillo de estilo neomudéjar de la Iglesia de la Santa Cruz (finalizada en 1902) nos sitúa con un primer vistazo en el mapa castizo.
Viendo esta foto sí que se percibe el notable carácter comercial que tuvo esta calle. Los toldos de los comercios así nos lo hacen ver. Una impresión que se acentúa al fijarnos en la elegancia de las prendas que portan los viandantes, incluso los tranvías se dejaban ver por ella como nos muestran las vías que apreciamos en el suelo. Hoy poca gente se detiene en ella, a observarla como la reliquia que es. Con más tráfico que alma, su lado histórico se ha ido devaluando con el avance de los tiempos. Menos instantes de reflexión y más prisas de sus visitantes. Comercios de quita y pon en una calle que se aferra a vivir de su memoria.Madrid y sus mil revoluciones a veces son así de injustos.
2 comentarios
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Y lo que mucha gente no conoce. La susodicha calle era un atochar, un campo de esparto ( atocha) que bordeaba un arroyo que ocupaba lo que es ahora la calle y llegaba hasta la estación, para desembocar en nuestro Manzanares. Hay placas de la calle en cerámica donde pueden verse esas «atochas».