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Toca aclarar cómo comenzó todo ésto...

‘Manu, estamos preparando una campaña para el Canal de Historia y les ha encantado tu anécdota de los leones del congreso, ¿qué te parece si hacemos algo?…’

Con este breve mensaje comenzó toda esta vorágine que ahora ocupa portadas en las ediciones digitales de los principales medios de España y supongo que algún que otro hueco en papel. A un lado del hilo telefónico se encontraba Edu Baigorri, amigo y publicista de la agencia D6, al otro, un servidor con cara de circunstancias, como el que ve llover cerdos.

Desde ese momento las llamadas de teléfono se sucedieron, primero con la gente de producción y luego con Kike Andrés, el realizador del video, quien insistió en conocerme en persona. (‘Manu, no sabes en lo que te estás metiendo, estos tíos van en serio’ pensaba para mis adentros). En aquel primer encuentro en la Cafetería del Hotel de Las Letras pude adivinar las intenciones de esta gente, incluso admiré el story-board del video. Verse dibujado como si fueses el protagonista de un cómic tiene su punto. Ambos quedamos plenamente convencidos y quedamos para dar vida a esos bocetos y llevar a cabo el rodaje.

Cuando llegué a la hora acordada y vi en el lateral del hotel una furgoneta enorme blanca con unas ocho personas descargando material audiovisual aún tuve la tentación de darme la vuelta y salir corriendo a lo Usain Bolt pero no. Había que demostrar que uno anda sobrado de lo que, precisamente, anda tan escaso el protagonista de toda esta historia. Allá que me fui directo hacia ellos, como un Miura.

Maquilladora, equipos de iluminación y fotografía, unas 15 personas, todo muy profesional y por primera vez en mi vida era yo al que grababan (y no al revés). Disfruté mucho de la experiencia, ellos así lo permitieron, los nervios iniciales se fueron transformando en risas y tuve la ocasión de descubrir un lugar muy especial, la Casa Cultural de los Ejercitos. Un edificio impresionante en todo su interior que vigila con solemnidad todo lo que acontece en la Gran Vía.

El resultado de toda esta locura es una criatura en forma de video, de apenas dos minutos de duración pero del que, como repito, se han hecho eco en todo el país (e incluso al otro lado del charco). Una viralidad excelente y una maravilla que ha permitido que este humilde proyecto llamado Secretos de Madrid sea un poco (o un mucho, mejor dicho) más conocido. De verdad, GRACIAS.