Hoy casi todos los mercados de Madrid se han empeñado a subirse a la moda de lo gourmet, perdiendo uno centímetros de su esencia, de su fresco griterío, de su naturaleza más útil. Para no caer en el olvido, hoy os propongo pasear por el desaparecido Mercado de San Ildefonso que durante años se levantó la plaza del mismo nombre, en el barrio de Maravillas.
Hoy dejamos atrás los puestos de baos, de uramakis y de ostras y caminamos entre acelgas, patatas y tomates con sabor a tomate. Recuperamos los olores de los viejos mercados con esta mirada de los años 50 que a más de uno les resucitará estímulos ya olvidados.
El Mercado de San Ildefonso fue uno de los más populares de Madrid. Algo que no le libró de ser demolido en 1970. Como vemos era un lugar tan concurrido como humilde, de los que entre los saludos entre vendedores y potenciales clientes surgían improvisadas conversaciones que se podían demorar unos cuantos minutos. Más que transacciones económicas y ventas, en estos lugares se tejían amistades que duraban años. Los mismos que sus protagonistas continuasen compartiendo aceras.
Pocos lugares dentro de una ciudad son mejor termómetro que los mercados. En los rostros que por ellos pasean y en las mercancías que en ellos se despachan se pueden sacar muy afinadas conclusiones sobre el humor que vivía Madrid en aquella época. En cuál era su día a día y sus pretensiones. Por desgracia, cada vez abundan menos estos tipos de espacios, de trato cercano y directo. Para nuestra fortuna, siempre se mantendrán en nuestro recuerdo con imágenes como ésta.